Todos los años, la conmemoración del Día de la Mujer nos permite revisar el trabajo que se realiza para poder avanzar en igualdad, promoviendo la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.
Sin embargo, este año lo hacemos en un escenario particular, enfrentando una de las peores crisis sanitarias de la historia, donde el enfoque de género cobra más importancia, especialmente porque han sido las mujeres quienes han recibido con mayor dureza los efectos del confinamiento producto de esta pandemia.
La emergencia derivada del COVID-19 ha provocado especial impacto sobre las mujeres, profundizado las desigualdades de género existentes, tanto al interior de las viviendas como fuera de ellas, especialmente en el ámbito laboral con graves consecuencias económicas, sobre todo considerando que el 42% de los hogares están a cargo de una mujer.
Los datos hablan por sí solos: reflejando esta realidad, si en enero del 2020 la participación laboral femenina bordeaba el 53%, la pandemia la retrotrajo más de diez años, es decir, a un 40%.
Además, debemos considerar que, en el último año, se ha incrementado el cuidado de niños y personas de riesgo, que debería ser compartido mediante la corresponsabilidad familiar. Sin embargo, la realidad es que no se distribuye equitativamente, sino que recae principalmente en las mujeres, sin recibir valoración social ni económica.
Por otra parte, los indicadores dan cuenta de un alarmante aumento de la violencia de género que se recrudece por el confinamiento. En plena pandemia por Covid-19, la cantidad de llamados a los fonos de orientación por violencia intrafamiliar aumentó a más del doble en comparación al año previo. Sin embargo, las denuncias disminuyeron en un 7%, lo que podría indicar que las mujeres están pidiendo más ayuda, pero no están logrando formalizar la denuncia.
Es necesario prestar atención a los grupos de mayor vulnerabilidad como las mujeres migrantes, las trabajadoras domésticas, las mujeres privadas de libertad, las jefas de hogar y las mujeres de las zonas rurales.
Si bien la reapertura de los establecimientos educacionales y el proceso de vacunación significan una esperanza de que muchas podrán retornar al mercado laboral, es urgente considerar el enfoque de género en el proceso de reactivación y cómo se proyecta el país a futuro, ya que de lo contario se profundizará la brecha existente con efectos que se prolongarán en el largo plazo y serán difíciles de revertir.
Es en este contexto, donde la responsabilidad de las y los periodistas y profesionales de los medios de comunicación cobra vital importancia, ya que somos nosotros los encargados de visibilizar ante la sociedad todas las desigualdades que enfrentan las mujeres. Ese es el desafío que asumimos para contribuir desde nuestras competencias profesionales para la construcción de una sociedad más justa que avanza en equidad de género.
Por: Yantiel Calderón Valenzuela, presidenta Comisión de Género Consejo Regional El Loa