Programa Construyendo Valor Social 2025 formará a 190 profesionales de la educación temprana en la región, iniciando con una capacitación en inclusión y asistencia escolar.
En el patio del Jardín Infantil Sol del Desierto, un grupo de educadoras rodea a la instructora mientras aprenden a usar un nuevo set de muñecos con rasgos aymaras, quechuas y afrodescendientes; estas herramientas son parte del programa Construyendo Valor Social 2025 que capacitará a 190 profesionales de la educación en toda la región; María Torres, educadora con 15 años de experiencia, comenta cómo estos materiales ayudarán en su aula de Mejillones donde el 60% de los niños son de origen migrante: «Antes improvisábamos con lo que teníamos, ahora tendremos estrategias profesionales para trabajar la interculturalidad».
Julio Cerna, vicepresidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), explica el trasfondo de esta iniciativa que ya cumple dos décadas: «En un contexto donde los primeros cinco años de formación son determinantes en el éxito o dificultad futura de un niño en el sistema educativo, esta iniciativa adquiere una relevancia fundamental; como AIA estamos profundamente orgullosos de liderar este esfuerzo, en alianza con empresas e instituciones públicas que comparten nuestra convicción; invertir en la infancia es construir futuro para toda la región»; el programa, certificado por el Ministerio de Educación a través del CPEIP, se implementará en las nueve comunas de la región con un enfoque especial en jardines infantiles con alta vulnerabilidad social.
El compromiso del sector privado se hace evidente con la participación de 24 empresas, desde grandes mineras hasta pymes locales; Javier Valenzuela, gerente de Guiñez Ingeniería, detalla su motivación: «Para nosotros es un orgullo ser parte de esta alianza que contribuye al bienestar de la primera infancia; como empresa regional, sentimos una profunda satisfacción al aportar nuestro granito de arena para el desarrollo y progreso de nuestra comunidad»; entre las compañías destacan Antofagasta Minerals, Codelco y BHP, pero también negocios locales como Ferretería Zavala, cuyo dueño donó materiales didácticos fabricados con residuos reciclados de la construcción.
Alejandro Rodríguez, director regional de JUNJI, enfatiza el valor adaptativo del programa: «El valor de este programa radica en su capacidad de adaptarse año a año a las necesidades reales que nos plantean los propios agentes educativos, respondiendo así a las exigencias que hoy demandan nuestros niños y niñas»; este 2025, los cursos incluirán técnicas para manejar aulas multiculturales, estrategias lúdicas para mejorar la asistencia escolar y hasta un módulo especial sobre detección temprana de necesidades educativas especiales; cada participante recibirá un kit con materiales diseñados por las propias educadoras que han pasado por el programa en años anteriores.
Los números hablan por sí solos: 2.700 educadores capacitados desde 2005, cobertura en el 100% de las comunas de la región y una tasa de retención del 85% en jardines donde se han implementado estas metodologías; para agosto está programado el inicio de pasantías en establecimientos modelo, donde las educadoras podrán aplicar lo aprendido bajo la supervisión de tutoras expertas; «Lo más valioso es que esto no termina con el curso», explica Rosa Quispe, una de las facilitadoras, mientras muestra el manual de seguimiento que recibirán las participantes; «Durante seis meses las acompañaremos para asegurar que puedan implementar estos conocimientos en sus realidades específicas».